La Naturaleza es sabia, y muy puta

por Ana Martínez Marco

“El sexo es una trampa de la Naturaleza para no extinguirse”. Parece un tweet escrito así, sin desayunar, pero en realidad es una frase que dijo Friedrich Nietzsche en una época en la que no existían ni los preservativos, ni el DIU, ni Twitter. Sin embargo hoy tenemos tanta variedad de anticonceptivos y es tan relativamente fácil el acceso a información para evitar reproducirnos que deberíamos estar en una situación peor que la del lince ibérico. Pero si la Naturaleza inventó algo tan genial como el sexo para que esto no pasara, creéis que una gomita de látex iba a arruinar su plan. Ni de coña. La Naturaleza es tan sabia que cuando el ser humano inventó el preservativo, ella inventó los preservativos defectuosos. Y cuando el ser humano inventó el DIU, ella inventó a las tías abuelas y su “que se te va a pasar el arroz”. La Naturaleza no solo es sabia, es la hostia. Se lo ha currado tanto a lo largo de la historia que da igual que aparezcan nuevos métodos anticonceptivos o diferentes estilos de vida o crisis económicas. Ella siempre tiene un plan. Véase: los mojitos, el Mundial de Fútbol de 2010, Julio Iglesias…

Extraída de no-redes.net

Extraída de thesite.org
¿Y qué le parecerá a la Naturaleza Internet y los smartphone? Pues muy mal, obvio. El día que haya un apagón wifi, vamos a flipar. Ya lo veo: radares stop-sex en todos los edificios. Y todos multados por procrear, como en China. 

Pues bien, además de todos esos recursos, la Naturaleza cuenta con la ayuda de un dispositivo superminucioso del que no nos escapamos la inmensa mayoría porque nos viene de serie al nacer y raramente falla. Escucha, escucha. Tic, tac, tic, tac. Tú también lo oyes, ¿no? Lo ves. Muy puta, lo que yo decía. Y esto no es solo cosa de mujeres. Hay hombres que también lo oyen, y dan tal por saco que dan ganas de imprimirle un útero 3D y decirle: toma, cuando tengas la primera falta, vienes.

A la Naturaleza no se le escapa nada. Y lo mejor de todo es que nos creemos que lo de tener hijos es decisión nuestra. Qué risa... ¡Decisión nuestra! Pero tú te crees que después de pasar por embarazos y partos que parecen escritos y dirigidos por Quentin Tarantino, haya mujeres que repiten. ¿Por decisión suya! Venga hombre. Repiten porque el propósito de la Naturaleza no acaba al tener un hijo. Cuando tienes un bebé y el primer mes queda atrás –a veces se alarga, pero este mes en concreto es digno de destacar- tu mente entra en un estado de enajenación que como tengas la mala suerte de tener un pequeñín adorable, estás jodida pero del todo. Porque te crees que quieres otro. ¡Otro! Otros nueve meses de vómitos, de no soportar olores que te llegan desde la otra punta del condado, de que se te hinchen hasta las pestañas. Y como colofón, otro bebé. La madre del cordero. ¿Qué? Que ya se le han olvidado las 31 horas de parto que acabaron en cesárea. O que los días pasan de tener 24 horas a durar 3, que es lo que tarda el bebé en comer, eructar, hacer pipí, popó y dormirse; corrección: no es lo que tarda el bebé, es lo que tardas tú en asegurarte de que todo eso ocurre. De que llegan las 5 de la tarde y no es que no hayas comido, es que ni has desayunado. Así que de los pelos ni hablamos –y eso que solo me refiero a los de la cabeza-. Menos aún de los puntos de sutura y/o/u hemorroides, el look de mamarracha –creo que de ahí proviene la palabra mamá, que la abreviaron-, el dolor de pecho, etc., etc., etc. Pues sí, aún con todo eso hay mujeres que repiten. Y si las que lo han pasado así vuelven a quedarse embarazadas, imagínate las que afirman: “Uy, ¡mi embarazo fue genial! Y del parto ni me enteré. Al cuarto día de nacer Alejandro ya estaba escalando el Himalaya…” –puta, más que puta.

La Naturaleza nunca duerme. De hecho ya está trabajando en su contraataque a las compañías telefónicas. O qué os creéis que las ofertas que han salido este verano del tipo: ¡Superchollo! 200 minutos de llamadas y 5Gb de datos por solo… Un momento. ¿5Gb de datos? ¿Pero quién gasta 5 gigas mandando whatsapps? O tweets, o jugando al Apalabrados. Me da igual. Es que puedes sentarte en la taza del váter y estar todo el mes dándole a “me gusta” o descargarte Juego de Tronos siete veces y aun así Internet no se te acaba nunca. No lo veis pero ella sí. Ella lo interpreta como un ataque directo, una estrategia de contención de la natalidad, como el preservativo. Y para combartirlo está trabajando ahora mismo en el Iphone 9 SupraMegaPlus S, que consume datos a cascoporro.

Y después de toda la explicación, os preguntaréis a santo de qué este artículo. Pues bien, este artículo es una trampa que le tiendo yo a la Naturaleza. ¡Ja! Yo que he caído en sus redes y sé cómo se las gasta. Yo que he descubierto que Hiperémesis Gravídica no es un grupo de música indie. Yo, que hace tres meses y medio he tenido un bebé que llora… bueno, ya casi no llora. Pero come… o, mejor dicho, comía muy despacio. Ahora come bastante bien, la verdad. Y antes dormía poco… aunque ahora como un bendito. Y es muybowlkasdddddddfnn.&/ñf:_*5465    Perdón. Él también quiere escribir. Que adorable, ¿verdad? Y qué guapo. No porque lo diga yo, claro. Me lo dice la gente… Guapo y simpático. Dan ganas de tener siete iguales, me dicen. Hay qué ver... Pues mira, siete no, pero otro…

Mier..da, se me va el wif… Jod-eeer. Nada, nad-a. Publicar. Publicar.





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