Si no la usas, se marchita. Le
ocurre como a esa patata frita que se cuela disimulada tras el cojín del sofá y
cuando la vuelves a ver, pasada una semana, ya no se la quiere comer ni tu
perro… pues eso. Pero no sólo se arruga y pierde elasticidad, también adquiere
una espantosa tonalidad gris mugre que nubla cualquier atisbo de color que
asome divertido entre tu pelo. A quienes la han dejado evaporarse, se les
reconoce con facilidad: piel mortecina, pétreos ojos y mueca aburrida. Son
gentes que siempre están cansadas y repiten fatigas sin cuestionarlas. Sin
embargo, no hace tantos inviernos, esas mismas gentes buscaban convencidas una
cama con boliche para hacerla volar, y poder ir sobre ella a un país donde las
orugas fuman en cachimba y te hacen preguntas incómodas. Han olvidado que, en
algún momento, subieron a un coche pensando que si escuchaban atentamente el
ruido de su motor, conseguirían elevarse y surcar mares de nubes perezosas.
Porque, en definitiva, si dejas que se oxide, llegará un día que ya no
recordarás su nombre, los trazos de palabras no podrán devolverte agradecidos una
aventura y por mucho que rías, no subirás un palmo del suelo, ni llegarás a la
hora convenida para celebrar tu merienda con ese dragón tan chisposo que
conociste. Porque con ella, una tediosa cola en un banco, puede llegar a
convertirse en el atraco perfecto. O, incluso, cuando los nudos aprietan, te
permite inventar letras capaces de deshacerlos con sólo gritarlas. Porque si la
disfrutas, silbarás, casi sin darte cuenta, notas que cambiarán las cosas de
sitio y empujarán canciones afónicas al lugar del que nunca debieron salir. Porque
si la mimas, si la compartes y la estiras, comprobarás que vuelves a bailar
sobre los charcos y a soñar en almohadas de pompas de jabón. Y sí, se puede
recuperar. No es sencillo y requiere constancia, pero sé por quienes lo han
logrado que el resultado bien merece la pena el esfuerzo, tan sólo hay que
ponerla en movimiento tres ciempiés cada semana. Y si no funciona, siempre
puedes escribir a los Reyes Magos pidiéndoles que te la devuelvan, estoy segura
que estarán encantadísimos de poder ayudarte.
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