Por Miguel Ángel Viso Camenforte
Decía Malcom X que la educación es el pasaporte hacia el futuro y que el mañana pertenece a aquellos que se preparan para él en el día de hoy. No creo que el Ministro Wert tenga muchas cosas en común con el autor de la cita, pero sí debe compartirla cuando enfoca su reforma educativa en impedir el acceso de parte de la población obrera a los estudios superiores y en deteriorar la educación pública obligatoria. ¿No será que solo deben estudiar para dominar el futuro los hijos de los ricos de hoy? Y ya puestos, que se formen en prestigiosas Universidades privadas al tiempo que se zancadillea y colapsa la Universidad pública para justificar su inoperancia. ¡Qué planazo! El camino es sencillo: estamos en crisis, se debe reducir el déficit, nos vemos obligados a optimizar los recursos en educación (no son recortes), tenemos que ajustar plantillas y presupuestos (no son recortes), las partidas de becas y otras ayudas se flexibilizan (no son recortes) y no queda más salida que encarecer las matrículas y los másters de modo que los grados, teniendo los mismos créditos que las anteriores licenciaturas, sean mucho más caros. ¿Cómo? ¿No puedes pagarlo? A lo mejor se debe a que tu talento está fuera de la Universidad, ¿has visto la Formación Profesional? Mis hijos necesitarán mano de obra barata, ¿te interesa?
Un
buen preámbulo debe marcar las líneas ideológicas de los artículos que
lo preceden. El de la LOE (2006), sin ser la panacea de la educación, ni mucho
menos, resaltaba ciertos valores imprescindibles en cualquier modelo educativo
democrático, que considere la educación como un valor sustancial en la cohesión
de la sociedad. Por su parte, el preámbulo de la LOMCE (2012) pone en valor
otras características que se alejan años luz del papel humanístico de la
educación. Vamos a verlos:
Preámbulo LOE
Las sociedades actuales conceden gran importancia a la
educación que reciben sus jóvenes, en la convicción de que de ella dependen
tanto el bienestar individual como el colectivo. La educación es el
medio más adecuado para construir su personalidad, desarrollar al máximo sus
capacidades, conformar su propia identidad personal y configurar su comprensión
de la realidad, integrando la dimensión cognoscitiva, la afectiva y la
axiológica. Para la sociedad, la educación es el medio de transmitir y, al
mismo tiempo, de renovar la cultura y el acervo de conocimientos y valores que
la sustentan, de extraer las máximas posibilidades de sus fuentes de riqueza,
de fomentar la convivencia democrática y el respeto a las diferencias
individuales, de promover la solidaridad y evitar la discriminación, con
el objetivo fundamental de lograr la necesaria cohesión social. Además,
la educación es el medio más adecuado para garantizar el ejercicio de la
ciudadanía democrática, responsable, libre y crítica, que resulta indispensable
para la constitución de sociedades avanzadas, dinámicas y justas. Por
ese motivo, una buena educación es la mayor riqueza y el principal recurso de
un país y de sus ciudadanos.[1]
Preámbulo LOMCE
La educación es el motor que promueve el bienestar de un
país. El nivel educativo de los ciudadanos determina su capacidad de competir
con éxito en el ámbito del panorama internacional y de afrontar los
desafíos que se planteen en el futuro. Mejorar el nivel de los ciudadanos en el
ámbito educativo supone abrirles las puertas a puestos de trabajo de alta
cualificación, lo que representa una apuesta por el crecimiento
económico y por un futuro mejor.
En la esfera individual, la educación supone facilitar el
desarrollo personal y la integración social. El nivel educativo determina, en
gran manera, las metas y expectativas de la trayectoria vital, tanto en
lo profesional como en lo personal, así como el conjunto de conocimientos,
recursos y herramientas de aprendizaje que capacitan a una persona para cumplir
con éxito sus objetivos.
Solo un sistema educativo de calidad, inclusivo,
integrador y exigente, garantiza la igualdad de oportunidades y hace efectiva
la posibilidad de que cada alumno o alumna desarrolle el máximo de sus
potencialidades. Solo desde la calidad se podrá hacer efectivo el mandato del
artículo 27.2 de la Constitución española: «La educación tendrá por objeto el
pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios
democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales».[2]
Estos
párrafos son fragmentos de dichos preámbulos, no la totalidad. Pero sí podemos
apreciar cambios de gran calado en lo referente a la importancia que se le
otorga a principios democráticos como por ejemplo, la solidaridad. En la LOMCE
el colectivo importa poco, lo importante es el “éxito”, la competencia a nivel
internacional por obtener el mejor pagado de los trabajos y el triunfo al
cumplir con las metas. ¿Este es el sentido de la educación? Debo estar tan
perdido como equivocado, llevo media vida pensando que el valor de la educación
es el de formar ciudadanos responsables y críticos capaces de participar en la
sociedad para mejorarla en busca de una democracia más completa y
participativa. Yo pensaba que la educación podía ser la herramienta que
transformara el mundo en favor de la paz y la justicia social. Creía que era el
mecanismo para evitar la violencia y los conflictos de género, raciales y
discriminatorios en su totalidad.
Sin duda
alguna, he sido un utópico. Pero gracias al Señor Ministro ahora sé que la
justicia, la equidad, el reparto de la riqueza, la lucha de clases y todos los
servicios públicos, como la ayuda a la dependencia, son pamplinas de otro
tiempo. En este mundo globalizado la corrupción, la competitividad desleal y el
éxito para llevar una vida lujosa son los objetivos que debo perseguir. ¡Ay,
que lástima no poder volver a la ESO! Estudiaría con ahínco la asignatura Iniciación
a la Actividad Emprendedora y Empresarial, haría lo imposible por pagarme
los títulos necesarios en una Universidad privada, montaría mi propio negocio,
como buen corrupto me forraría blanqueando dinero y eludiendo impuestos,
llevaría mi fortuna a los paraísos fiscales y presumiría de orgullo patrio
comprándome un polo con la rojigualda.
Me ha
costado mucho pero por fin lo veo claro, de todo se puede sacar tajada. Incluso
la educación y la sanidad deben estar enfocadas para ganar dinero. Un mundo
privatizado en el que solo tengan acceso aquellos que podamos pagarlo y el
resto...
¡Lo que hay que Wert!
El subrayado en negrita no aparece en el BOE.
El subrayado en negrita no aparece en el BOE.
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