La necesidad de construirnos y espacioDespacio

Por Álvaro Alconada Romero 

Visto el panorama actual en el que una persona puede recibir al día tantas negativas como puertas esté dispuesto a llamar; que una respuesta pesimista parece acompañar todas las propuestas; que la mayor preocupación de la gente es cubrir las necesidades económicas inmediatas con la esperanza de que algo ajeno a ellos mismos les traerá un futuro mejor… la gente se aferra a aquello que garantice su día a día más inmediato sin ver las consecuencias que eso puede traer a sus vidas y a la sociedad a largo plazo.

El mundo está en crisis pero, además de económica, es preocupantemente ecológica y social, moral o humanitaria, con una imparable creación de necesidades y un aprovechamiento de las desigualdades que perpetúa la existencia de la esclavitud y que se desperdicien bienes y alimentos en cantidades proporcionales a lo que en realidad se consume.

Individualmente, pensar a corto plazo en necesidades materiales deja un vacío existencial como consecuencia de no ser agentes de nuestras propias vidas. Buena parte de la población se debate entre la alienación y la miseria. La carencia de realización y sentido también resta sentido y valor a las vidas de los otros y nos aleja de nuestra naturaleza social o incluso nos lleva a través de ella a identificarnos ciegamente con un grupo cargando nuestra ira contra otros. Así mismo, somos educados en una visión dicotómica del mundo que nos posiciona en polos alejándonos del consenso, como si la imposición de una idea supusiera ganar en una discusión.
Desde cada vez más diferentes medios y plataformas se denuncia el sendero por el que nos dirigimos a unas consecuencias que nadie quiere, pero individualmente nadie quiere sacrificar beneficios personales para cambiarlas. Siempre ha habido ejemplos de personas y colectivos que asumen su responsabilidad sobre el entorno social y ecológico, ganando autonomía, soberanía o calidad de vida. Para ello la información y una educación no doctrinaria es importante, ya que permite adoptar una postura crítica, reflexiva y abierta. El enriquecimiento a través de la diversidad y la empatía afloran desde el respeto, el cuestionamiento y la experiencia conjunta.
Sin embargo, a la hora de crear ese espacio de encuentro o participar de él nos llega la máxima de un falso realismo: el “¿para qué?”, que nos hace regresar a ese punto de partida material e instantáneo que limita el mundo al camino marcado para poder cubrir nuestras necesidades. Sin embargo, la consciencia y el autocompromiso con aquello que creamos justo y viable es compatible con otras obligaciones en las que, al analizarlas en perspectiva, dejaremos abierta la posibilidad de modificar aquello que no nos guste si surge la oportunidad. Además, el crecimiento personal y la participación social, aparte de cubrir nuestras necesidades de realización, también pueden ser una forma de alcanzar nuestros objetivos, compartiendo nuestras creaciones, recibiendo el consejo o apoyo de los demás o adquiriendo habilidades por las que se nos valore. Nos han enseñado un éxito individual y un acceso exclusivo al mismo, mientras que una comunidad implicada puede ser ese lugar de intercambio que puede generar un capital social que cubra una parte importante de nuestros objetivos vitales. En todo caso, tener un espacio para construir nuestro entorno, compartir nuestras creaciones e intercambiar tiempo, conocimientos y sentimientos con los demás nos ayudará a sentirnos entendidos, a recuperar autoestima, voz y existencia dentro de la comunidad y nos dará herramientas para valernos fuera de ella.

Desde estas reflexiones más generales y otras más particulares un grupo de personas de diferentes procedencias y oficios hemos empezado a compartir nuestras experiencias concretas y a luchar en conjunto por nuestros anhelos iniciando la experiencia común de espacioDespacio. En la web www.espaciodespacio.org encontraréis una guía para conocer nuestras acciones y objetivos como asociación, así como los contactos para sugerir, proponer y/o participar de nuestras actividades. La “Casa comunitaria”, que nos sirve como lugar físico donde remitirnos y organizar actividades, se sitúa en el casco antiguo de Toledo, sin embargo, como indica nuestro lema “Un lugar en muchos lugares donde contribuir al desarrollo humano”, nuestras redes, colaboraciones y ámbitos de acción exceden ampliamente esos muros. La idea de comunidad que manejamos se adentra en la idea de dimensión humana desde una óptica postmoderna, es decir, que engloba a las personas afines a la comunidad independientemente de dónde estén, ya que los vínculos actualmente nos unen a través de medios físicos pero también digitales. Así nuestras colaboraciones no tienen más fronteras que nuestros estatutos, que apoyan una participación respetuosa, crítica y que potencie el desarrollo humano en cualquier lugar y circunstancia. A partir de todas las contribuciones intentamos encontrar una velocidad que nos permita reflexionar y enfocar los esfuerzos de la carrera vital en avanzar hacia nuestras verdaderas metas.

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