Visto el
panorama actual en el que una persona puede recibir al día tantas negativas
como puertas esté dispuesto a llamar; que una respuesta pesimista parece acompañar
todas las propuestas; que la mayor preocupación de la gente es cubrir las
necesidades económicas inmediatas con la esperanza de que algo ajeno a ellos
mismos les traerá un futuro mejor… la gente se aferra a aquello que garantice
su día a día más inmediato sin ver las consecuencias que eso puede traer a sus
vidas y a la sociedad a largo plazo.
El mundo está en
crisis pero, además de económica, es preocupantemente ecológica y social, moral
o humanitaria, con una imparable creación de necesidades y un aprovechamiento
de las desigualdades que perpetúa la existencia de la esclavitud y que se
desperdicien bienes y alimentos en cantidades proporcionales a lo que en
realidad se consume.
Individualmente,
pensar a corto plazo en necesidades materiales deja un vacío existencial como consecuencia
de no ser agentes de nuestras propias vidas. Buena parte de la población se
debate entre la alienación y la miseria. La carencia de realización y sentido
también resta sentido y valor a las vidas de los otros y nos aleja de nuestra
naturaleza social o incluso nos lleva a través de ella a identificarnos
ciegamente con un grupo cargando nuestra ira contra otros. Así mismo, somos
educados en una visión dicotómica del mundo que nos posiciona en polos
alejándonos del consenso, como si la imposición de una idea supusiera ganar en
una discusión.
Desde cada vez
más diferentes medios y plataformas se denuncia el sendero por el que nos
dirigimos a unas consecuencias que nadie quiere, pero individualmente nadie
quiere sacrificar beneficios personales para cambiarlas. Siempre ha habido ejemplos
de personas y colectivos que asumen su responsabilidad sobre el entorno social
y ecológico, ganando autonomía, soberanía o calidad de vida. Para ello la
información y una educación no doctrinaria es importante, ya que permite
adoptar una postura crítica, reflexiva y abierta. El enriquecimiento a través
de la diversidad y la empatía afloran desde el respeto, el cuestionamiento y la
experiencia conjunta.
Sin embargo, a
la hora de crear ese espacio de encuentro o participar de él nos llega la
máxima de un falso realismo: el “¿para qué?”, que nos hace regresar a ese punto
de partida material e instantáneo que limita el mundo al camino marcado para
poder cubrir nuestras necesidades. Sin embargo, la consciencia y el
autocompromiso con aquello que creamos justo y viable es compatible con otras
obligaciones en las que, al analizarlas en perspectiva, dejaremos abierta la
posibilidad de modificar aquello que no nos guste si surge la oportunidad.
Además, el crecimiento personal y la participación social, aparte de cubrir
nuestras necesidades de realización, también pueden ser una forma de alcanzar
nuestros objetivos, compartiendo nuestras creaciones, recibiendo el consejo o
apoyo de los demás o adquiriendo habilidades por las que se nos valore. Nos han
enseñado un éxito individual y un acceso exclusivo al mismo, mientras que una
comunidad implicada puede ser ese lugar de intercambio que puede generar un
capital social que cubra una parte importante de nuestros objetivos vitales. En
todo caso, tener un espacio para construir nuestro entorno, compartir nuestras
creaciones e intercambiar tiempo, conocimientos y sentimientos con los demás
nos ayudará a sentirnos entendidos, a recuperar autoestima, voz y existencia
dentro de la comunidad y nos dará herramientas para valernos fuera de ella.
Desde estas
reflexiones más generales y otras más particulares un grupo de personas de
diferentes procedencias y oficios hemos empezado a compartir nuestras
experiencias concretas y a luchar en conjunto por nuestros anhelos iniciando la
experiencia común de espacioDespacio.
En la web www.espaciodespacio.org
encontraréis una guía para conocer nuestras acciones y objetivos como
asociación, así como los contactos para sugerir, proponer y/o participar de
nuestras actividades. La “Casa
comunitaria”, que nos sirve como lugar físico donde remitirnos y organizar
actividades, se sitúa en el casco antiguo de Toledo, sin embargo, como indica
nuestro lema “Un lugar en muchos lugares
donde contribuir al desarrollo humano”, nuestras redes, colaboraciones y
ámbitos de acción exceden ampliamente esos muros. La idea de comunidad que
manejamos se adentra en la idea de dimensión humana desde una óptica
postmoderna, es decir, que engloba a las personas afines a la comunidad
independientemente de dónde estén, ya que los vínculos actualmente nos unen a
través de medios físicos pero también digitales. Así nuestras colaboraciones no
tienen más fronteras que nuestros estatutos, que apoyan una participación
respetuosa, crítica y que potencie el desarrollo humano en cualquier lugar y
circunstancia. A partir de todas las contribuciones intentamos encontrar una
velocidad que nos permita reflexionar y enfocar los esfuerzos de la carrera
vital en avanzar hacia nuestras verdaderas metas.
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