Aullidos necesarios

Por  Berta Echániz Martínez

Érase una vez, no hace tanto tiempo, existía un reino muy muy antiguo llamado Historialia en el que, como tendrás ocasión de comprobar, habitaban seres de muy distintos linajes y familias, algunas incluso, por extraño que pueda parecer, ni se conocían entre sí. Un caluroso día del mes de junio, quiso la causalidad que, desde dos ciudades distintas, desde dos atalayas separadas por kilómetros de realidad, dos científicos decidieran a la vez, coger pluma y papel y expresar su parecer sobre sendas reuniones a las que habían asistido cada uno de ellos y que se habían celebrado con unos pocos soles de diferencia. Hoy, sus escritos pueden leerse entre las miles de olas que mueven el mar Internáutico (uno y otro) y quienes queremos una revolución en este reino, antes que la Nada acabe por engullirlo entre lloros y lamentos de pasividad autocomplaciente, nos preguntamos si…



Quienes esperan que todo cambie para que todo siga igual, no están sentados en sus poltronas esperando que se les llague el culo ante la ausencia de movimiento…

Quienes consideran su saber tan importante y valioso cómo para no compartirlo con el resto de una población que califican de analfabeta, acabarán por destruir ese conocimiento…

Quienes temen perder su silla o el pequeño agujero que les dejan ocupar, no alzan sus voces y puños por miedo a ser señalados, también son cómplices de esa decadencia…

Porque no todos duermen anestesiados, porque no todos esperan indiferentes el beso baboso del príncipe azul para despertar, porque allá donde decidas emprender tu camino, aunque sea en la vereda más lúgubre y recóndita de este reino, encontrarás quienes no sólo tienen los ojos muy abiertos para mostrarte que es necesario avanzar con espíritu libre, crítico y rebelde, sino que los poros de su piel son sensibles a la urticaria que nos envuelve, que se rascan, que se sacuden las pulgas y aúllan en voz alta. Ahuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu!!!!

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