Tomando nota sobre Wilhelm Reich (I)

 Por Alfonso Rodríguez Sapiña


El objetivo de este texto es extraer un puñado de conceptos y definiciones para que la persona interesada pueda ir entendiendo parte del pensamiento profundo de este autor tan ignorado y al tiempo influyente. He obtenido las citas del libro “Profundizando en el Diván Reichiano” de Xavier Serrano Hortelano. Para su pensamiento político es útil consultar “Psicología de Masas del Fascismo”, “Materialismo Dialéctico y Psicoanálisis” o “Escucha, Pequeño Hombrecito”.
  •  El sistema neuromuscular y el sistema neurovegetativo son los depositarios del inconsciente freudiano… la inhibición emocional se vincula a la inhibición del recuerdo.
  •  “Estructura del carácter” como la suma organizada de defensas desarrolladas a lo largo de la historia de cada individuo para paliar el estrés o el sufrimiento, creando mecanismos de regulación secundarios para mantener un equilibrio dentro del desequilibrio.
  •  Análisis del carácter en oposición al análisis de los síntomas. 
  • El carácter desempeña en la vida corriente el mismo papel que en el análisis [de la terapia]: es un mecanismo de protección psíquica. El individuo está “caracterológicamente acorazado” contra el mundo exterior y contra sus impulsos inconscientes.
  •  Radicalizando la postura de Freud: el miedo al placer, lo que denominaría “miedo al orgasmo” era algo común. Según W. Reich el carácter es un condicionante de la sexualidad. Se marcó como objetivo recuperar la capacidad orgásmica y de amar.
  • Situamos a la sexualidad como instinto, y a las manifestaciones sexuales como pulsiones. Lo primero es del orden de lo innato-biológico, lo segundo está condicionado por el factor cultural.
  • Se distingue entre “orgasmo” y “acmé”. El acmé es lo que comúnmente llamamos orgasmo, mientras que orgasmo es capacidad de expansión, de vivir la vida con alegría. Desde un punto de vista energético el acmé es el umbral extremo de soportar la excitación. Mientras que el orgasmo descarga o libera una energía igual a la tensión creada o acumulada.
  •  (refiriéndose a la mitosis, la lactancia, etc.)… el orgasmo no es un acontecimiento genital local. El aparato genital sólo juega el rol de disparador para la convulsión general total. 
  • Aplicamos a los distintos encuadres “los pilares maestros de la teoría psicoanalítica”: la existencia de procesos psíquicos inconscientes, el reconocimiento de la teoría de la resistencia y de la represión, la valoración de la sexualidad y del complejo de Edipo, así como el papel central que tiene el fenómeno de la ´transferencia.
  • Siete segmentos neuromusculares con una disposición cefalocaudal: 
  1.  El primer segmento que comprende los telerreceptores, es decir, los ojos, oídos, nariz –que hace de puente con el segmento oral- y la piel en general, siendo por tanto donde se producen los mecanismos perceptivos, el núcleo existencial y la correlación entre los tres encéfalos, a saber: cerebro cortical, límbico y visceral (siguiendo el esquema de Maclean). Es el más primitivo junto con el diafragma, y empieza a hacerse notar a partir de posibles fenómenos traumáticos producidos durante la vida intrauterina, fetal, el parto y los primeros días de vida. 
  2.  En continua interrelación con el primero, está el segundo segmento (boca, labios, lengua, órganos de fonación, base occipital), vinculado a la fase oral. Se organiza fundamentalmente durante los dos años de vida. 
  3.  El tercer segmento, el cuello, con su musculatura, puente entre la boca y el tórax es, para F. Navarro, el bloqueo clásico en esta sociedad, base del factor narcisista y de control, de primer censor o autocontrol, cuna de la ambivalencia, por lo que está tan vinculado al tórax. Tiene su origen durante su etapa anal, como reactividad a la insatisfacción y frustración de la fase oral, desde el primero al tercer año de vida. 
  4. El cuarto segmento es el torácico, que agrupa toda la musculatura vinculada al pecho anterior y posterior, puente entre el cervical y el diafragmático y base de la ambivalencia en conexión con el masoquismo. Se inhibe la respiración torácica como forma de autocontrol y por tanto de evitación del castigo ante el abandono de los impulsos. Tiene su origen alrededor del segundo año y se va estructurando del tercero en adelante. Está vinculado a los fenómenos de contacto con el propio cuerpo, con el mundo y con el Otro. 
  5. El quinto segmento o diafragmático, es el núcleo vital más importante, pues es el catalizador de la pulsión vital de la circulación energética, al regular los fenómenos principales neurovegetativos y estar vinculado a los principales órganos vitales, así como ser regulador de la respiración. Si el bloqueo es hiperorgónico (exceso de carga energética) se remonta al momento edípico, y a toda la angustia de castración, alrededor de los tres a cinco años y se estructura en la adolescencia. Si es hipoorgonótico se remonta al periodo fetal intra-extraútero. 
  6. El sexto segmento o abdominal, constituye el puente entre el diafragma y la pelvis, siendo fundamentalmente su función la de reducir las sensaciones pélvico-genitales. 
  7. El séptimo segmento o pélvico, aglutina toda la musculatura de la pelvis, así como las piernas y los pies, por tanto expresa los fenómenos vinculados al contacto con la tierra y el arraigo, así como a la identidad sexual y a la capacidad de definición o seguridad ontológica. Limita la descarga energética y por tanto el desarrollo del ciclo vital, que vendría favorecida por las experiencias de placer, entre ellas el orgasmo. La tensión y el bloqueo hacen su aparición en el momento edípico (masturbación, juegos sexuales) y se organiza definitivamente en la adolescencia si está impedida dicha capacidad de placer, para evitar la angustia consiguiente. 
  • CLASIFICACIÓN DE TH. MILTON COMO ALTERNATIVA AL DSM-IV (ó Manual comúnmente aplicado en psiquiatría): personalidades con dificultades para el placer (esquizoides, evitación, depresivos), personalidades con problemas interpersonales (dependientes, histriónicos, narcisistas y antisociales), con conflictos intrapsíquicos (sádicos, compulsivos, negativistas y masoquistas) y, por último, aquellos trastornos con déficits estructurales (esquizotípicos, fronterizos, paranoides y descompensados). A pesar de las diferencias, todos estos autores tienen un código común que se ha construido sobre una visión jerarquizada y dualista, al colocar una gruesa barrera que separa lo sano (equiparable a “normal” y “adaptado”) y lo enfermo. 
  • (…) No hay duda de que el criterio básico de la salud psíquica y vegetativa es la capacidad del organismo de actuar y reaccionar como una unidad y como un todo, en términos de las funciones biológicas de tensión y carga. 
  • Dentro de las aportaciones postfreudianas (influidos por Ferenczi y Reich), destacan conceptos como “privación maternal primaria”, “depresión anaclítica”, “el efecto couvade”, “la ambivalencia oral”, “el proceso de individuación y, en particular, “las relaciones objetales” (el tipo de relación establecido por el niño-a con los objetos afectivos: padre, madre y familiares con fuerte vínculo afectivo).

No hay comentarios:

Publicar un comentario