El homenaje a los valientes

Por Miguel Ángel Viso Camenforte

El pasado 25 de agosto se celebró en París el setenta aniversario de la liberación de la capital gala contra la ocupación nazi. En el acto se homenajeó a los republicanos españoles que contribuyeron a liberar Francia. Sin duda, un reconocimiento más que merecido por la valentía de aquellos hombres que salieron por la frontera de los Pirineos derrotados por el bando nacional franquista en la Guerra Civil Española (1936-1939). La democracia francesa no se portó bien con los republicanos españoles por dos motivos. Primero, porque durante la contienda española no mostró apoyo al bando republicano, el bando que defendía la democracia y el progreso ante los poderes tradicionales, conservadores y autoritarios que, por su parte, sí tuvieron el apoyo decisivo de los dictadores fascistas Mussolini y Hitler. Y segundo, porque los campos de refugiados franceses para exiliados republicanos españoles no reunían unas condiciones de vida digna. El prestigioso fotógrafo Robert Capa visitó uno de estos campos de la costa y dejó constancia de su insalubridad.[1]

Sin embargo, la inminente entrada francesa en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) permitió a aquellos defensores de la II República española, enrolarse en el frente ante las aspiraciones autoritarias que intentaban conquistar Europa. El valor y la moral gobernaban aquellos espíritus, capaces de enfrentarse en cualquier lugar del mundo al fascismo para defender la democracia. El 25 de agosto de 1944 entraba triunfal en París La Nueve, la compañía que formaba parte de la II División Blindada del General Leclerc, repleta de republicanos españoles.[2]

En España se hace difícil homenajear a aquellos que murieron por la democracia. Cada acto en recuerdo de los republicanos termina con pintadas fascistas y, peor aún, la opinión de una gran parte de la ciudadanía es la de no apoyar estos actos para no reabrir las heridas del pasado. Este es el discurso oficial del gobierno turnista que padecemos (y más si el Partido Popular está en el poder). Es lógico porque los padres ideológicos de este grupo político pertenecieron al Movimiento Nacional franquista. Por eso chirrían algunas declaraciones como las del diputado popular Rafael Hernando acusando a los miembros de la Memoria Histórica de querer lucrarse con subvenciones.[3] A los herederos del franquismo no les gusta la democracia. Nunca van a aceptar que el bando republicano sí la defendiera mientras el suyo, el nacional, el de Franco, la Falange, los requetés... ansiaban la dictadura y la vuelta a la tradición más rancia.

Lo crudo del tema es que más de 114.000 republicanos continúan malenterrados en cunetas y fosas comunes[4]. La recuperación de estos cuerpos serviría para humanizar su recuerdo de cara a los familiares que podrían darles una despedida digna, y de cara a la sociedad para rendir cuentas con la Historia en un reconocimiento a los verdaderos defensores de la democracia en España. Pero parece que la cicatriz seguirá latiendo y supurando con estos gobernantes que han paralizado cualquier desarrollo de la ya insuficiente ley del PSOE, incluso han apartado de la vida judicial al conocido juez Baltasar Garzón por interesarse en este asunto. Ahora la propia ONU, mediante su Grupo de Trabajo de Desapariciones Forzosas, exige al gobierno español que aclare para principios de octubre como tiene pensado cumplir con las recomendaciones que le han sido dadas para abordar la Ley de Memoria Histórica[5]. Parece evidente que el Gobierno de Rajoy no hará nada al respecto, como viene siendo habitual, con la intención de dejar pasar el tiempo hasta que se olvide el asunto.

En el trasfondo de esta problemática aparece la Transición, ya que en este periodo de la Historia Española (1975-1982) no se supo, o no se quiso, romper con la dictadura. De hecho, el propio término “transición” nos habla de pasar de un estado a otro pero evoca una manera controlada, ¿tal vez atada y bien atada? Lamentablemente no podemos hablar de este periodo como el de “La Ruptura Democrática”. Las fuerzas políticas que protagonizaron la Transición no estaban compensadas. El predominio de fuerzas venidas directamente del franquismo era muy superior y el papel de la izquierda reivindicativa mínimo, después de 40 años de dictadura fascista, de nacionalcatolicismo, asesinatos políticos, encarcelaciones, represión, miedo y exilio. Aquello propició que se aceptase un modelo democrático, el cual, quedó muy lejos de ser una democracia modélica como viene diciendo desde hace muchos años el profesor Vicenç Navarro[6], entre otros. La transformación de franquistas en “demócratas de toda la vida” fue la tónica dominante en los mecanismos de poder estatales, económicos, culturales y sociales. Se amnistió el recuerdo de la Guerra Civil en favor de la opinión de no reabrir heridas y pasar página, para no volver a vivir el horror y la violencia sufrida. En la transformación de un país hacia la democracia, lo lógico es hablar y discutir a fondo para llegar a acuerdos y limpiar las heridas, pero la democracia española prefirió (y prefiere) el silencio y el olvido.

Por su parte, la Historia siempre nos devuelve a los lugares del pasado. Y nos interroga con el presente sobre lo sucedido. Y por mucho callar y olvidar que quieran algunos no se puede ocultar la verdad, aunque duela, aunque reabra heridas que nunca cicatrizaron del todo. También los absolutistas del siglo XIX terminaron por sucumbir ante el empuje progresista de los liberales. Esta idea está en los libros de texto y se ha consolidado como parte del proceso colectivo nacional, totalmente asimilada. Ya es hora de hacer justicia con la Guerra Civil y de aceptar de forma generalizada que la II República peleaba por la democracia, la modernidad y el progreso ante aquellos autoritarios-absolutistas que adoran la desigualdad entre ricos y pobres, entre nacionales y extranjeros y, como en nuestros días, entre mujeres y hombres.

Homenajear abierta y oficialmente a aquellos valientes que murieron en defensa de la democracia ante las garras del fascismo, supondría un respaldo valioso en la mejora del actual sistema si pretende llamarse democrático, para marcar diferencias y condenar unánimemente de una vez por todas el anterior autoritarismo franquista. Los símbolos contribuyen en el reconocimiento identitario de los pueblos y sería de justicia revalorizar el intento modernizador de la II República Española, así como la memoria de aquellos que murieron en su defensa ante el fascismo.


[1]Los campos de concentración franceses y los republicanos españoles.” Unidad cívica por la república, 21-mayo-2012:“Un infierno sobre la arena: los hombres allí sobreviven bajo tiendas de fortuna y chozas de paja que ofrecen una miserable protección contra la arena y el viento. Para coronar todo ello, no hay agua potable, sino el agua salobre extraída de agujeros cavados en la arena.”
[3]BAQUERO, Juan Miguel, “Historial de declaraciones polémicas del diputado Hermando (PP)”, eldiario.es, 27-noviembre-2013.
[4]VVAA, “El mapa judicial de las fosas del franquismo”, CadenaSer, 14-marzo-2012.
[5]SÁNCHEZ CASTRILLO, Álvaro, “La ONU da al Gobierno hasta comienzos de octubre para cumplir la ley de Memoria Histórica”, infoLibre, 30-julio-2014.
[6]NAVARRO, Vicenç, “La transición no fue modélica”, El País, 17-octubre-2000.

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