Por Miguel Ángel Viso Camenforte
Las hogueras en la noche de San Juan son uno de los emblemas de la ciudad de Alicante. Estas han formado parte de las sociedades desde tiempos inmemoriales y en muy distintos lugares geográficos. Posiblemente, el origen más antiguo sea el celta. Se cree, que en la noche de los tiempos (alrededor del año 5.000 a. C.), los celtas comenzaron a conmemorar el Alban Heurin, es decir, el solsticio de verano. El motivo era celebrar, cerca de fuentes o a orillas del mar, la noche más corta del año. No son casuales estos lugares, puesto que el agua y el fuego están íntimamente unidos como elementos de la naturaleza. Los druidas sabían que a partir de esa noche el sol progresivamente iría perdiendo fuerza acortando la luz del día. El fuego de las hogueras servía para darle fuerza y purificar a todo el que viera arder las hogueras, a modo de ritual redentor, el fuego quemaría las miserias de la comunidad.
Las hogueras en la noche de San Juan son uno de los emblemas de la ciudad de Alicante. Estas han formado parte de las sociedades desde tiempos inmemoriales y en muy distintos lugares geográficos. Posiblemente, el origen más antiguo sea el celta. Se cree, que en la noche de los tiempos (alrededor del año 5.000 a. C.), los celtas comenzaron a conmemorar el Alban Heurin, es decir, el solsticio de verano. El motivo era celebrar, cerca de fuentes o a orillas del mar, la noche más corta del año. No son casuales estos lugares, puesto que el agua y el fuego están íntimamente unidos como elementos de la naturaleza. Los druidas sabían que a partir de esa noche el sol progresivamente iría perdiendo fuerza acortando la luz del día. El fuego de las hogueras servía para darle fuerza y purificar a todo el que viera arder las hogueras, a modo de ritual redentor, el fuego quemaría las miserias de la comunidad.
El
solsticio de verano se celebra con hogueras desde antaño en otros
lugares de Europa y Sudamérica (aquí relacionados con el dios del
sol, Inti). Los rituales siempre conllevan un aire mágico para
mejorar el futuro, las relaciones personales o la suerte individual;
por ejemplo, saltar por encima del fuego y después las primeras olas
de la medianoche trae suerte. Pero inexorablemente el fuego mantiene
su función purificadora y ligada a los ciclos de la naturaleza. La
noche del solsticio de verano sucede en el tránsito del 21 al 22 de
junio, sin embargo, en muchos lugares como Alicante, la noche de San
Juan se celebra en el paso del 24 al 25 de junio. Esto se debe a que
la Iglesia, como en tantas otras celebraciones, para cristianizar
esta fiesta pagana, escogió el día del nacimiento de San Juan
Bautista, el 24 de junio, relacionado de alguna manera con el fuego
por su papel central con el agua.
Desde
siempre y durante el siglo XIX, los campesinos cercanos a Alicante,
celebraban la noche de San Juan quemando hogueras. Posteriormente,
comenzaron a celebrarse en la ciudad de Alicante por los vecinos de
cada calle, con juegos y música. La hoguera estaba formada por todo
aquello que pudiera arder y no fuera servible. Imaginamos que muebles
rotos u otros enseres que hubieran perdido su valor. Los primeros
“ninots” sirvieron para satirizar con alguna personalidad. Pero
no es hasta 1928 en la que se institucionalizan las Hogueras de San
Juan de Alicante de la mano de un gaditano, José María Py, que tras
vivir de cerca durante muchos años las fallas valencianas, decidió
organizar y difundir las de Alicante. Por descontado que la altura de
los monumentos no tenía nada que ver con los alardes actuales, pero
la sátira, la crítica y la ironía ya formaban parte de la fiesta.
Hoy en día,
muchos de los ninots de las Hogueras alicantinas, despliegan el
sarcasmo para informar a los ciudadanos sobre casos de corrupción
política y otros desmanes. Paradójicamente, las autoridades que se
ven caricaturizadas y señaladas en la fiesta no dudan en tomar parte
de ella, incluso en abanderar el orgullo de la festividad. No deja de
resultar chocante como alcaldesas, alguna de ellas imputada, se
afanan en presumir de tradición cuando están representadas en las
Hogueras esperando ser devoradas por las llamas. Tanto en Valencia
con Rita, como en Alicante con Castedo, las llamas ponen un punto y
final figurado a las vidas públicas de las mandamases. Las Hogueras
se han convertido en un recorrido por lo peor de nuestra geografía:
Gürtel, Brugal, Cooperación, Nóos, Over Márketing, Canal 9,
corrupción, cohecho, prevaricación, pelotazos urbanísticos,
malversaciones, tráfico de influencias, fraude fiscal, blanqueo de
capitales, imputaciones, aforamientos, privatizaciones, deterioro del
tejido público... todo se nos muestra durante días como un resumen
del último calendario antes de ser purificado en el fuego. Sin
embargo, después de la “banyà” (otra vez el agua como
contrapunto al fuego), los Alperis, Castedos, Llorens, Cotinos,
Blascos, Ortices, Zaplanas, Camps, Fabras y un centenario etcétera,
siguen ahí, aferrados a sus escaños políticos, a sus consejos de
administración en multinacionales o a sus trapicheos caciquiles.
Impertérritos, con sus imborrables sonrisas bobaliconas, presumiendo
de demócratas mientras deterioran los servicios públicos y la
ciudadanía colea entre el paro y el banco de alimentos.
Arde Alicante, ya lo decia Ana Belen, Arde Paris...casi casi! Good job Indi!
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