Por Alfonso Rodríguez Sapiña
¿En qué jodido momento se les ocurrió coger el lápiz –o la pluma- a
los poetas de mi generación? Nietzsche sublimó sus afectos por Lou
Andrea Salomé en un largo poema de amor, cuando ella le rechazó: Así
habló Zaratustra… y así evitó la locura el filósofo. No quiero dar por
sentado que todo poeta debe haber sentido un fuerte fracaso amoroso: hay
poetas felices, joviales que sonríen y contagian estos fabulosos
estados de ánimo. Lo que yo pretendo es simplemente ofrecer mi opinión a
los amantes de la poesía: la mayoría de poetas vivos facturan
inofensivos versos, ingeniosos como mucho; y cuando no es así, cuando
sorprenden es la más de las veces en un contexto narcisista, de
auto-reivindicación explícita o implícita, desmesurada.
Quiero
decir que no hay esa locura genuina que fermenta, fermentaba, en las
obras de Juan Gelman o Leopoldo María Panero. ¿Poetas vivos? Sólo me
atrevo a nombrar con todas las de la ley a Jorge Riechmann y Enrique
Falcón, autores cuya búsqueda ya es de por sí encomiable.
¿En qué jodido momento se les ocurrió pensar que por tener un sentimiento “grande” su poesía iba a serlo también?
¿En qué jodido momento trasladaron su pseudo-auto-análisis a un lenguaje lírico?
¿En qué jodido momento pudieron sentir empatía sin alcanzar la crítica necesaria?
¿Y la auto-crítica “así sin elaborar”?
Tengamos
en cuenta que el estilo más reconocible de Bukowski es el de su
madurez/vejez… si alguien lo imita en su juventud el resultado será
ridículo, las más de las veces.
Tengamos en cuenta que la Unión
Soviética dejó de existir entre 1989 y 1991. Esto implica para los
jóvenes poetas que, como para cualquier otra persona, “el comunismo ha
dejado de estar de moda”. Aunque hay muchas luchas que despuntan en el
mundo
la cantinela para muchos, incluso para los que luchan y
forman parte de movimientos de masas es que “el comunismo ha dejado de
estar de moda”. Esto implica dentro del marco de la poesía joven en el
territorio español a) desafección a toda política, b) compromiso amplio
c) compromisos específicos. Los poetas de mi generación practican una
poesía de tipo “a”, sobre todo…
…ideológicamente confusa… ¿alcanza
la poesía joven un nivel formal interesante? ¿obtiene una propuesta
estética que no nos deje indiferentes, que nos arranque un simple “qué
bueno”?
Es algo complicado, mirando el tinglado en que se han
metido poetas, cantautores, raperos y “amateurs” –ojo, en oposición a
“profesional” como aquel que se toma en serio su ocupación- decir algo
así como “qué bueno”; y es que los poemas, algunos aunque no todos,
puedan serlo… pero piensas en el “halo de estrellas” que les rodea, en
lo fácil que les ha sido publicar con tan poca auto-exigencia, puestos
todos sus libritos en las estanterías de las grandes superficies…
…por
lo menos nos evitaremos que se autodenominen “revolucionarios”, o
“underground”… eso ya pasó para ellos: han cogido un tren y no va para
San Petersburgo, no va para Palestina… su camino es que les suene la
campana en uno de tantos premios, certámenes o concursos y poder
publicar, siempre que tengan los derechos de autor –y ganancias- o les
puedan dar por culo de algún modo
También es preocupante, a la par
que la Universidad se vuelve elitista, que los y las poetas sean en su
mayoría licenciados con alguna carrera, como si no hubiera poesía en las
reuniones de amigos con estudios de diverso nivel, en las cárceles, los
psiquiátricos, etc. La poesía no puede limitarse a “la academia”, como
no puede limitarse a la “bohemia” y tampoco a una “disciplina de
partido”…
Por lo menos hay un libro de Machado entre los más
vendidos en poesía… pero sigo pensando que es desmesurado: las
quinceañeras y los quinceañeros ya no comprarán/leerán a Rimbaud o
Baudelaire sino a una pobre chalada o a un mentecato que se consideró
digno de figurar junto a lo mejor de lo mejor –aunque esto último es un
decir: el nivel general también es cuestionable-. Quizá ellos mismos no
tienen ni sombra de duda por la calidad de sus libros. Yo también soy
poeta y hay veces que no paro de leer y releer porque esto y aquello no
me convence; y a día de hoy he conseguido que mis poemas del 2001-2003
“se queden como están”.
Más que pena, da rabia. Porque uno percibe
las influencias y quizás es hipercrítico. ¿Es hipercrítico tratarlos de
amateurs? Joder, cuánto papel para tan poco
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